ÉL
Maktub. "Estaba escrito."
A lo largo de la vida, cruzamos caminos con muchas personas, algunas cumplen sus etapas y se van pero el universo tiene su forma de reunirnos con quienes pertenecemos en el momento perfecto.
Era la década de los 2000 y recuerdo aquel día en que me senté a su lado para contarle un chiste, su risa me cautivó y en sus ojos encontré un refugio donde el tiempo se detuvo.
Comenzamos a reconocernos y saludarnos a la distancia como si un hilo invisible tan sutil como un suspiro nos uniera, pero había algo más, algo que nos detenía y nos hacía guardar silencio…nuestras palabras no estaban listas para ser escuchadas hasta después de años de aprendizajes, experiencias y logros personales.
Después de años de buscarle, la vi en una foto, la contacté con el alma llena de dudas y esperanza de que mi rostro tan perdido en el tiempo aún pudiera despertar en ella algún recuerdo y contra todo pronóstico, ella me recordó.
Nos encontramos pronto y al verla sentí que todo había valido la pena: era ella, la misma que había habitado mis pensamientos y memorias durante tanto tiempo.
Pasaron citas, pláticas y caminatas hasta la tarde donde bajo la lluvia y con la canción “Vivo” de Fobia, nuestros labios se encontraron en un beso que había esperado durante casi diez años. En ese instante, el universo me abrazó, y agradecido, susurré: "Gracias".
Era el final de una espera interminable pero también el principio de algo que nunca imaginé vivir; en el año 2015 decidimos casarnos en una pequeña ceremonia en Tlaxcala y me prometí que a los diez años sería por la iglesia.
Ahora, con nuestro hijo, celebramos todo lo vivido, lo aprendido y el crecimiento juntos.
Gracias por acompañarnos en este capítulo de nuestra historia.
Como dijo Cortázar: “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.”

ELLA
El siempre cuenta que desde el primer momento en que me vio, algo en el cambió.
Fue como si hubiera captado su atención al estilo “Big Fish” y de alguna manera nuestra conexión estuviera destinada a ocurrir.
Me resulta difícil no sonreír al recordar la primera vez que lo vi, me perdí en sus ojos y su manera única de expresar sin hablar, de contar mil y una historias que hasta hoy ansío escuchar una y otra vez.
Al igual que ayer y hace diez años, hoy sigo creyendo en nuestro Maktub.
Creo con firmeza que cada paso dado, cada risa compartida, cada desafío que hemos superado, ha sido parte de un destino que nos pertenecía desde el principio de los tiempos. Este destino, uno que estaba más allá de nuestras manos pero que de cierta manera sabíamos que nos esperaba.
Hemos trabajado incansablemente, no solo para crecer individualmente, tambien para crecer como pareja y ahora como familia, todo ha fluido de manera natural y real porque la vida se trata de eso, al final, lo que hemos construido es algo tan profundo y verdadero que ya somos uno.
Hemos logrado lo que parecía imposible: reunir esas almas que Zeus separó hace tanto y nuestro vínculo, ese hilo rojo que nos conecta es mas fuerte de lo que imaginamos y sigue entrelazándonos de una manera que solo el universo podría orquestar.
Es nuestra historia, tejida a lo largo del tiempo y no importa los años que pasen, creo con todo mi ser que lo que vivimos fue escrito en las estrellas.